¡NUNCA MÁS EL TERRORISMO!
Arzobispo de Piura invoca Unidad Nacional para hacerle frente
Emotiva Misa con las Fuerzas Armadas en la Fiesta de N.S. de las Mercedes
24
de septiembre (Oficina de prensa).- Monseñor José Antonio Eguren,
S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, invocó esta mañana a todos
los peruanos a un gran movimiento de Unidad Nacional contra el
terrorismo, durante una emotiva Misa que presidió en la Basílica
Catedral de Piura en el día de la Solemnidad de Nuestra Señora de las
Mercedes.
Ante la presencia de las más altas autoridades de la Región, Monseñor
Eguren destacó en su homilía que junto con la constante oración a
Nuestra Señora de las Mercedes por la paz del Perú se hace “urgente que
todos los peruanos con o sin uniforme, cerremos filas contra el
terrorismo, condenándolo claramente y sin ambigüedades porque es
inhumano, antievangélico y enemigo de la dignidad de las personas y de
la convivencia social”.
l”.
Junto con expresar su preocupación al ver que el terrorismo “demencial y
diabólico” de Sendero Luminoso trata de reorganizarse ideológica,
política, táctica y estratégicamente mediante nuevas organizaciones, “y
que en el VRAEM actúa en alianza de muerte con el narcotráfico
asesinando militares, policías y civiles”, Monseñor Eguren condenó
enérgicamente el terrible mal y el flagelo que significa el terrorismo.
“¿Acaso
puede haber justificación posible para ideologías de violencia y
destrucción; o para el asesinato, la violación de mujeres, el secuestro y
la tortura, el adoctrinamiento de niños en el odio y en el uso de las
armas, en el desprecio de la paz, en la subversión del orden democrático
y en la destrucción de la propiedad pública y privada?”. Inmediatamente
Monseñor Eguren respondió estas interrogantes señalando que es
injustificable el crimen y el terror como camino de liberación: “(…) la
Iglesia rechaza la violencia terrorista perversa y demencial. Ella es un
verdadero crimen contra la humanidad porque destruye la verdadera
edificación social”, aseguró.
Asimismo, Monseñor Eguren destacó la necesidad de vencer al mal con el
bien, para que sea la paz, el entendimiento, la verdad, la justicia, el
servicio, la honradez y el trabajo conjunto por el bien común, los
valores que reinen en la vida social.
Al finalizar su homilía nuestro Arzobispo elevó una hermosa oración a
Nuestra Señora de las Mercedes, para consagrarle a las Fuerzas Armadas
peruanas, de quien es Patrona, y pedirle por el bien de nuestra Región y
del Perú.
Finalizada la Santa Misa, Monseñor Eguren se dirigió al Santuario de
Nuestra Señora de las Mercedes de Paita para celebrar la Santa Misa con
los miles de peregrinos que cada año se dan cita en el lugar,
demostrando su fe, devoción e inmenso cariño a la Madre de Dios. A
continuación la Homilía completa de Monseñor Eguren:
HOMILÍA SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCEDES
SANTA MISA CON LAS FUERZAS ARMADAS
BASÍLICA CATEDRAL DE PIURA
“La Mechita” unida entrañablemente a nosotros
Hoy
24 de septiembre, rendimos homenaje de amor filial a “Nuestra Señora de
las Mercedes”, nuestra querida “Mechita”, quien con amor de Madre nos
cuida desde el primer anuncio de Cristo en nuestras tierras desde hace
480 años. Su presencia maternal en su Santuario de Paita, unida
entrañablemente a la fe cristiana de nuestro pueblo, ha sido desde
siempre guía de nuestro camino de fe, aliento en nuestros trabajos y
estímulo frente a nuestros desafíos pastorales y sociales.
Con alegría y gratitud reconocemos a través de los siglos todas las
muestras de su amor maternal, su constante auxilio, compasión y defensa
para con los moradores de estas tierras del Norte del Perú.
Profundamente agradecidos, acogemos el don inmenso de su maternidad, su
ternura y protección, y aspiramos a amarla del mismo modo como la ama su
Divino Hijo el Señor Jesús, es decir con los sentimientos más puros y
nobles de su Sagrado Corazón, hasta poder exclamar: “la amo yo pero no
yo, es Cristo quien la ama en mí” .
Hoy en el día de su fiesta y ante su imagen bendita venimos a ponernos
bajo su manto maternal para renovarle la entrega de nuestras vidas,
porque sabemos que con gran amor de Madre, Ella siempre cuida a quienes
la invocan de corazón, y que no hay camino más seguro y pleno para ir a
Cristo que aquel que pasa por su Inmaculado y Doloroso Corazón.
Madre y Patrona de nuestras Fuerzas Armadas
Pero de manera especialísima hoy queremos poner bajo su protección a
nuestras Fuerzas Armadas quienes tienen a Nuestra Señora de las
Mercedes, como su Madre y Patrona. Desde su Comandante Supremo, el Señor
Presidente Constitucional de la República, sus Comandantes Generales,
Oficiales Superiores y Subalternos, Suboficiales y Técnicos, hasta el
último soldado, marino y aviador que sirve a la Patria.
Virgen de las Mercedes, Patrona de los Campos del Perú y de las Armas de
la República, Gran Mariscala de nuestra Patria y Patrona de las Fuerzas
Armadas, son tus hijos, cuídalos y protégelos de todo mal. Por eso hoy
delante de tu imagen bendita ellos hacen suya la oración que en 1921 te
dirigiera el gran Mariscal del Perú, don Andrés Avelino Cáceres
Dorregaray: “Madre de nuestro Ejército: humilde a tus plantas como
acostumbré en mi juventud de soldado, hoy el anciano Mariscal te repite
el ruego de toda su vida: que la fe en las mercedes que otorgas cual
guía luminosa abra al Perú la ruta de la gloria”
Madre Santísima, cúbrelos con tu manto maternal, bendice a sus familias y
sobre todo ayúdales en su misión para que sean siempre y en todo
momento los dignos herederos de la gloria del Héroe de Arica y Patrono
de nuestro Ejército, el Coronel Francisco Bolognesi Cervantes; del Gran
Almirante del Perú y Peruano del Milenio, Don Miguel María Grau
Seminario; y del Héroe Nacional y Gran General del Aire, el Capitán José
Abelardo Quiñones Gonzáles; y de esta manera siempre honren el uniforme
verde, blanco o azul que visten, realizando en sus vidas los sublimes
ideales de “Deber, Honor y Patria”.
Deber, Honor y Patria
Sí,
“Deber, Honor y Patria”. Estas tres palabras sagradas que marcan el
horizonte de vida y dan sustento, a todo lo que un militar, marino y
aviador está llamado a ser y debe llegar a ser: persona de coraje y
valor, de veracidad y honestidad, de disciplina y compañerismo, de
sacrificio y entrega, que nunca busca el interés personal sino el de la
Patria a la que ama y sirva con la entrega generosa de su vida. No
faltarán las voces de los mediocres, de los demagogos, cínicos e
hipócritas de turno, quienes dirán que estas palabras que constituyen el
ideal militar (“Deber, Honor y Patria”) no son más que un slogan vacío o
una frase rimbombante. No les hagamos caso. Son las voces de la
mediocridad, que suelen condenar todo aquello que les supera, que no
saben reconocer la grandeza cuando la tienen al frente, que no conocen
de ideales nobles y exigentes, y que por su cortedad de mente y
estrechez de corazón, no comprenden que la medida de la grandeza de la
propia vida depende de la medida de la causa a la cual uno consagra la
vida.
Nuestro homenaje esta mañana a los peruanos de uniforme, quienes con su
sacrificio y entrega diaria, contribuyen al engrandecimiento del Perú,
sirviendo en los lugares más inhóspitos del país, cumpliendo con la
misión de resguardar la soberanía e integridad territorial, y hoy en
día, junto con nuestra Policía Nacional, lograr la pacificación del
Perú. Nuestro pedido para que el Gobierno equipe adecuadamente a
nuestras Fuerzas Armadas para que éstas recuperen en el más breve plazo
su capacidad defensiva y disuasiva.
Igualmente nuestro llamado, en esta hora de nuestra historia a que los
miembros de nuestras Fuerzas Armadas sean íntegros, intachables,
incorruptibles, e irreprochables en su conducta, a que defiendan al Perú
y a sus intereses vitales, a que sean fieles defensores de todos los
peruanos, de sus derechos fundamentales y guardianes de la Peruanidad,
como lo fue el suboficial EP Johny Amador Huatarongo Huamán, última
víctima del narcoterrorismo en el VRAEM, quien antes de morir había
escrito: “Cada uno de nosotros tenemos una misión muy importante en
nuestras vidas y lo más importante es llevar siempre en nuestros
corazones a Dios”. Ejemplos como el suyo enaltecen a nuestras Fuerzas
Armadas y son fuente de inspiración para sus compañeros. Asimismo nos
dan la esperanza que nos asegura que en la batalla contra el terrorismo,
el Perú, con la ayuda de Dios, vencerá. Siguiendo el ejemplo del
Suboficial EP Huatarongo, quien afirmaba con fe que lo más importante es
llevar siempre en nuestros corazones a Dios, les pido hoy queridos
militares, marinos y aviadores, que hagan del Señor Jesús el modelo de
sus vidas y del Evangelio la norma de su conducta.
Las virtudes humanas exigidas por vuestra vocación militar, como son
entre otras, el valor, la obediencia, la abnegación, la disciplina, el
compañerismo, la honestidad, se encuentran más garantizadas y
ennoblecidas cuando la fe, el sentido cristiano del sacrificio y de la
fraternidad las ilumina e impregna.
¡Nunca más el terrorismo!
El pasado 12 de septiembre, se cumplieron 20 años de la captura del
mayor genocida en la historia del Perú: Abimael Guzmán Reinoso, alias
“Gonzalo”, líder de la banda criminal llamada absurdamente “Sendero
Luminoso”. En los medios de comunicación social se ha destacado de
diversas maneras este aniversario pero nada se ha dicho que su captura,
junto con su banda de asesinos, se produjo en el día en que la Iglesia
celebra la fiesta del Santísimo Nombre de María, y que aquel 12 de
septiembre de 1992 se cumplía el primer aniversario de la campaña
lanzada en aquel entonces por los Obispos del Perú denominada “La Paz
del Perú bien vale un Rosario”, campaña ideada e impulsada por quien
fuera Monseñor Ricardo Durand Flores, Arzobispo – Obispo del Callao. Son
dos hechos que nos demuestran que unidos a Santa María, Madre de todas
las Mercedes como la llamaba el Mariscal Cáceres, somos capaces de
vencer al mal y abrir al Perú el camino a la gloria. Quien observe la
imagen de Nuestra Señora de las Mercedes verá que Ella sostiene en su
mano izquierda unas esposas o grilletes, símbolo que Santa María nos
alcanza de su Hijo, el Señor Jesús, la verdadera liberación del pecado,
fuente del mal en todas sus formas, y la capacidad para amar y obrar el
bien y así poder edificar la ansiada “Civilización del Amor”.
De otro lado quien observe la imagen de “La Mechita” que veneramos en
Paita, verá que en su cuello Ella tiene un corte profundo, producido por
la furia del pirata George Anson quien quería decapitar la imagen de
nuestra Madre sin poder lograrlo, cuando asoló y saqueó nuestro puerto
norteño el 24 de noviembre de 1741.
A través de estos dos símbolos comprendemos que Nuestra Señora de las
Mercedes es la vencedora de Satanás y de todos sus secuaces, es decir de
todos los agentes de iniquidad. Por ello hoy en día en que vemos con
preocupación que el terrorismo demencial y diabólico de Sendero Luminoso
trata de reorganizarse ideológica, política, táctica y estratégicamente
mediante nuevas organizaciones, y que en el VRAEM actúa en alianza de
muerte con el narcotráfico asesinando militares, policías y civiles,
debemos volver nuestra mirada a la Virgen y pedirle su intercesión y
ayuda maternal para vernos libres del terrible mal y flagelo que es el
terrorismo. Vencedora ayer de piratas y corsarios, y hace veinte años de
Abimael Guzmán y de su banda asesina, “La Mechita” nos ayudará hoy en
la batalla final contra el terrorismo.
Unidad Nacional frente al terrorismo
Junto
con la perseverante oración a María por la paz del Perú, se hace
urgente un gran movimiento de unidad nacional contra el terrorismo donde
todos los peruanos con o sin uniforme, cerremos filas contra él,
condenándolo claramente y sin ambigüedades, porque el terrorismo es
profundamente inhumano, antievangélico y enemigo de la dignidad de las
personas y de la convivencia social.
¿Acaso puede haber justificación posible para ideologías de violencia y
destrucción; o para el asesinato, la violación de mujeres, el secuestro y
la tortura, el adoctrinamiento de niños en el odio y en el uso de las
armas, en el desprecio de la paz, en la subversión del orden democrático
y en la destrucción de la propiedad pública y privada?
De ningún modo se puede justificar el crimen y el terror como camino de
liberación. La violencia engendra inexorablemente nuevas formas de
opresión y de esclavitud, de ordinario más graves que aquéllas de las
que se pretende liberar. La Iglesia rechaza la violencia terrorista
perversa y demencial. Ella es un verdadero crimen contra la humanidad
porque destruye la verdadera edificación de la sociedad.
Tengamos mucho cuidado, porque habiendo transcurridos veinte años de la
captura del principal cabecilla de Sendero Luminoso, hay toda una
generación de jóvenes que no han vivido la tragedia que vivió el Perú en
aquel entonces e incluso hay compatriotas que no recuerdan bien el
horror sufrido. Se hace urgente recordar, pero recordar sin tintes
ideológicos o visiones sesgadas la trágica verdad que padecimos los
peruanos para que nunca más el terror, cuya matriz es el odio
desquiciado, sea una triste realidad en nuestra vida nacional.
Más bien oremos en todo momento al Señor Jesús, por medio de Nuestra
Señora de las Mercedes por el bienestar del Perú y actuemos siempre
desde nuestra fe cristiana, según nuestra propia vocación y misión,
estado de vida y responsabilidad, para que la paz, el entendimiento, la
verdad, la justicia, el servicio, la honradez, el trabajo conjunto por
el bien común, sean cada vez más los valores que reinen en nuestra vida
social. A los pies de nuestra Madre y Señora, escuchemos lo que Ella
junto con San Pablo nos dice: “Hijo mío: No te dejes vencer del mal,
antes bien vence el mal con el bien” (Rom 12, 21).
Madre de las Mercedes: ¡Ruega por nosotros!
Quiero concluir estas palabras con una oración a Nuestra Señora de las
Mercedes. A través de ella, quiero consagrarle a nuestras Fuerzas
Armadas y pedirle por el bien de nuestra Región y del Perú:
Nuestra Señora de las Mercedes, nuestra querida Mechita:
Míranos con amor de Madre, hoy que estamos reunidos en torno a Ti,
rendidos a tus plantas. Una vez más queremos consagrarte a nuestras
Fuerzas Armadas, tú que eres su Patrona y Gran Mariscala.
Tú, la Mujer fuerte de la Fe, de la invicta esperanza y de la
ardiente caridad, mantén siempre vivo en sus corazones el amor por el
Perú, la certeza de la victoria, y la serenidad y fortaleza de ánimo en
las dificultades.
Que honren el uniforme que visten con una vida limpia y
abnegada. Haz que sean siempre fieles a tu Divino Hijo el Señor Jesús y a
la Bandera roja y blanca del Perú que han jurado honrar y defender para
verla siempre flameando libre y gloriosa.
Hazlos fuertes en las fatigas y en los peligros. Apártalos
del pecado y alcánzales la gracia de vivir y morir amando al Señor, a Ti
que eres su Madre y Mariscala, y al Perú, nuestra amada Patria.
En unión con ellos, bendice a sus familias. Que a nuestros
soldados, marinos y aviadores nos les falte nunca el cariño, la
comprensión y el apoyo de los suyos; y que sus esposas e hijos siempre
gocen del amor solícito y agradecido de sus esposos y padres.
María, mediadora de todas las mercedes y gracias que otorga
tu Divino Hijo, te pedimos por la Paz del Perú. Que los equivocados que
han optado por el camino de sembrar odio y muerte, comprendan que el mal
nunca es camino hacia el bien. Que la violencia sólo engendra más
violencia y que ella es indigna de la persona humana creada a imagen y
semejanza de Dios.
Madre de las Mercedes, alcánzanos de Jesús el don de la Paz.
Ilumina a nuestros gobernantes, estimula las fuerzas vivas de la Nación,
pacifica a los violentos y ayuda a los pobres y a todos los que sufren.
Amén.
San Miguel de Piura, 24 de septiembre de 2012
Solemnidad de Nuestra Señora de la Merced